La última semana del mes de Junio y después de una larga espera de más de un año, por fin pudimos realizar este esperado viaje en el que visitamos fundamentalmente el Delta del río Danubio y el área de Dobrodgea de Rumanía.
Las aguas del Danubio, que desemboca en el mar Negro, forman el mayor y mejor conservado de los deltas de Europa. Da cabida a más de 300 especies de aves así como a 45 de peces de agua dulce en sus numerosas lagunas y marismas. De sus 4152 km2, 3.446 están en Rumanía y el resto en Ucrania.
El Delta del Danubio es un lugar de escala y reproducción para un gran número de aves. Ofrece refugio y alimento en abundancia para más de 150 especies que crían allí y aproximadamente otras 150 que lo utilizan para descansar y prepararse para su viaje a sus lugares de reproducción en Siberia, Mongolia y el Ártico.
El Delta es un laberinto de ríos y pantanos, y en una gran parte no ha sido tocado por la mano del hombre.
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En el viaje hemos utilizado un barco especialmente preparado para poder fotografiar escondidos desde él, pudiendo utilizar cristales espía o cortinillas para quedar resguardados, tanto nosotros como nuestros equipos, de la vista de los animales. También hemos utilizado redes de camuflaje para hacer tumbing, escondites portátiles y fijos, en la zona de Dobrodgea.
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Después de un viaje, no exento de pequeñas anécdotas calamitosas, vuelo de avión directo desde Madrid a Bucarest, y algo así como unas seis horas para hacer el trayecto desde Bucarest a la ciudad de Tulcea (era festivo en la zona y un pago de autopista nos mantuvo en la cola de coches por más de dos horas), y ya en plena noche después de otras dos horas en barco, llegamos a Mila 23, aldea al norte de la provincia de Tulcea y en el corazón mismo del Delta del Danubio. Eran las 2 de la madrugada y tocaba empezar el día fotográfico en no más de una hora.
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El hotel es muy bueno, teniendo en cuenta en lugar dónde se encuentra, y la comida suficiente y también buena. Nos sorprendió el reparto de comidas, con abundante desayuno, un muy ligero tente en pié al mediodía -una sopa- y copiosa cena. No falta en el menú pescado fresco del lugar. Una mención especial al sabor del tomate, recordándome el que tenía cuando de pequeño me llevaban mis padres al pueblo. Exquisitos.Allí pasamos tres días recorriendo un verdadero laberinto de arroyos, lagunas, pequeñas islas y marismas que teníamos en pocos minutos al alcance de nuestro barco .
Es sorprendente la agilidad de nuestro capitán en el gobierno de la embarcación, tan precisa como silenciosa, alcanzando los mejores puntos para que nosotros pudiésemos fotografiar de cerca y en las mejores condiciones de luz las especies que teníamos delante. Que por cierto, no eran pocas. Tuvimos una climatología favorable y unas luces extraordinarias, lo que nos permitió hacer una buena cosecha de fotografías para nuestro portfolio.
Lo primero que impresiona es la gran cantidad de aves que se concentran en determinados lugares, no sólo por el número de ellas sino también por la gran variedad de especies. Y allí en medio unos pocos pescadores artesanales, acostumbrados quizá a la presencia de algunos chiflados haciendo fotografías a todo lo que por allí se mueve.
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Se ven algunas embarcaciones con turistas, aunque a fuer de ser sincero, muy pocas a pesar de la espectacularidad de lugar. Mejor así y que siga por muchos años. Pienso que ello se debe a la dificultad en moverse por el lugar. Todos los desplazamientos implican la utilización de barcas, ya sea a motor o a remos y las distancias pueden llegar a ser enormes. En algunos momentos pensé que aquello era un gran laberinto y que se deben tener años de experiencia para moverse por allí sin miedo a perderse.
Al ser zona fronteriza e históricamente zona de intercambio comercial, no hay un idioma predominante, sus habitantes hablan tanto rumano, como ruso e incluso turco. Es difícil encontrar gente que hable inglés.
Los días pasaban sin darnos cuenta, mientras acumulábamos cansancio por la falta de horas de sueño. Ningún día nos acostamos antes de las 11:30 de la noche y todos los días nos levantamos a las 3:00 de la madrugada.
El tercer día por la tarde y después de un viaje de más de 4 horas remontado el curso del río en barca, regresamos a Tulcea, donde pasamos la noche y nos preparamos para el resto del viaje. Al día siguiente iniciamos viaje hacia el Parque Nacional Monte Macin en la misma provincia de Tulcea y en la histórica región de Dobrogea. Por el camino nos dedicamos a fotografiar algunos de los innumerables carros tirados por caballos que la gente todavía utiliza habitualmente por la zona. A destacar uno tirado a la vez por dos burros, algo sorprendente. Los campos de girasoles se extienden por vastas llanuras y dado que están en plena floración nos permiten algunas buenas composiciones. Ya en el parque Nacional pasamos un buen rato en un escondite fijo en el que la suerte no nos acompañó demasiado, así como tampoco la luz del anochecer.
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Al día siguiente y siempre en medio de grandes extensiones de cultivos de girasol, en alguno de ellos nos sorprendió observar el crecimiento de Cannabis salvaje, nos dirigimos hacia el que sería nuestro destino los próximos dos días, en la provincia de Constanza, nuestro hotel está situado en la población de Sinoe.
Dos días en la zona que nos han deparado excelentes oportunidades para observar y fotografiar aves limícolas, espátulas, abejarucos y canasteras entre otras, y la sorprendente presencia del gorrión moruno, al que no me imaginaba por aquellos lares. Una de las sorpresas del viaje ha sido encontrarnos con la ardilla terrestre europea, toda una joya. Asimismo observamos y fotografiamos en plumaje nupcial, la gaviota de Pallas, rarísima en Europa.
Al día siguiente sólo nos da tiempo para llegar a Bucarest, después de unas tres horas en coche, para coger nuestro vuelo de regreso a la península.
En resumen, los primeros días en el Danubio fueron absolutamente geniales. La zona del parque nacional de Macin bastante pobre y muy buenos los dos últimos días en la zona costera del mar Negro.
El clima ha sido muy caluroso y húmedo. Por lo general a las horas más cercanas al mediodía nos hemos dedicado al descanso para evitar las altas temperaturas y la dureza de la luz.
Ya tenemos fechas para poder utilizar el barco en nuestro viaje del 2014, será del 28 de junio al 5 de julio. Están abiertas las inscripciones a través de la web. No dude en ponerse en contacto conmigo para cualquier pregunta o comentario, estaré encantado de responder a ellos.
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Desde aquí se accede a la galería de fotografías del Delta del Danubio
Joan Roca es fotógrafo residente en la actualidad en Madrid, España. La fotografía para él es una pasión a la que le dedica todo su tiempo. Comparte experiencias y viajes con reducidos grupos de alumnos por algunos de los lugares más emblemáticos de España, Europa y de América. Realiza asimismo talleres en España, tanto en aula como en el campo. También en Facebook, Google+, Flickr, Twitter, 500px, Portfolio y Propuestas de viajes y talleres
