El Pantanal de Brasil (3)

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Especies emblemáticas

El Pantanal no solo es rico en especies emblemáticas de mamíferos, aves y reptiles, sino que, además, algunas de ellas son particularmente impresionantes. La más famosa de todas es el jaguar del Pantanal (Pantera onca palustris), una enorme subespecie que alcanza 200 kg de peso, es decir, casi el doble que el jaguar amazónico promedio, lo que hace de éste el tercero de los grandes felinos del mundo en tamaño, después del tigre y el león. En otros tiempos, los jaguares fueron cazados de manera implacable, ya fuera por deporte o para proteger los rebaños de ganado. Sin embargo, en los últimos años se han recuperado su población, gracias a la protección legal por un lado y, por el otro, a que los terratenientes han reconocido su enorme valor ecoturístico. De hecho, es mucho más probable ver un jaguar en el Pantanal que en cualquier otra parte de la inmensa área de distribución de este felino y, además, al tratarse de la subespecie más grande e impresionante de todas, la experiencia resulta mucho más satisfactoria.

Otro dato interesante es el método utilizado tradicionalmente para cazar el jaguar. En vez de recurrir a las armas de fuego, el pantaneiro lo cazaba con ayuda de una enorme y pesada lanza de punta metálica, llamada zagaia, y una jauría. Después de que los perros hubieran localizado al felino, los cazadores armados con armas de fuego se aproximaban para dispararle, si bien, una vez acorralado y herido el animal, el portador de la zagaia se acercaba para traspasarle con ésta (esto es, siempre que el jaguar no se le echase antes encima). Varios zagaieros lograron reconocimiento internacional por sus hazañas en este deporte tan arriesgado; entre ellos, destaca en particular Sasha Siemel, “el Tigrero” quien, según se afirma, mató más de 100 jaguares. En épocas pasadas casi todas las fincas ganaderas tenían una persona encargada de matar jaguares y pumas y, según los resultados de una investigación de dos años llevada a cabo en los años noventa, en este período fueron cazados 42 pumas y un jaguar. Puesto que los grandes felinos continúan teniendo mala reputación entre los ganaderos, la solución del conflicto entre la ganadería y la conservación de estos magníficos depredadores aún representa un reto. No obstante, a raíz del desarrollo del ecoturismo muchos productores han empezado a darse cuenta del valor de estos felinos como atracción principal, de modo que algunos han tomado medidas proactivas para protegerlos. Esto, junto al paisaje mucho más abierto del Pantanal en comparación con otros hábitats del jaguar (como la Amazonia u Centroamérica), hace mucho más probable ver uno de estos espléndidos depredadores en el Pantanal que en cualquier otra parte.

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Otro carnívoro emblemático, de gran importancia internacional y muy amenazado, es la nutria gigante del Brasil (Ptenoura brasiliensis), que llega a medir hasta 2 metros de largo y, junto con la nutria marina de Norteamérica, es una de las dos nutrias de mayor talla de la Tierra. Este hermoso depredador diurno, de hábitos intensamente sociales y territoriales, fue cazado furtivamente hasta el borde de la extinción en la parte amazónica de su área de distribución durante los años sesenta y setenta, si bien ya está recuperándose en la actualidad en muchas regiones. Aunque su distribución se encuentra dispersa en Pantanal, puede ser observada fácilmente en varios lugares, entre los que destaca la región del Río Negro de Nhecolândia.

Otro mamífero importante de Pantanal es la capibara (Hydrochoerus hydrochaeris), el roedor más grande del mundo (puede pesar hasta 70 kg) y es una de las presas frecuentes del jaguar y del puma. Las capibaras son semiacuáticas, pudiendo permanecer hasta 10 minutos bajo el agua y viven en grandes manadas de varias docenas de individuos. Son muy comunes y es fácil verlas en el Pantanal, donde a menudo están asociadas con otras especies como el yacaré.

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Otras especies de mamíferos son el tapir sudamericano (Tapirus terrestris) y el puma (Puma concolor), ambas de amplia distribución y que, al igual que el jaguar, resulta más fácil ver en el Pantanal que en cualquier otra parte. Dos importantes ciervos neotropicales, el venado de humedal (Blastocerus dichotomus), que es el mayor de los ciervos neotropicales, y el ciervo de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), encuentran en Pantanal uno de sus últimos bastiones importantes, pues la población del primero asciende a por los menos 60.000 ejemplares en esta región.

El oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla) y el lobo de melena (Chrysocyon brachyurus), aunque más característicos del Cerrado brasileño, también existen en el Pantanal, sobre todo en ciertos hábitats como el coronais (Axonopus purpusii) y en los manchones de matorral o campo cerrado.

Entre las muchas especies de aves del Pantanal, existen dos que descuellan por encima del resto. La primera es el jabirú (Jabiru mycteria), que es la cigüeña más grande del mundo y una criatura sumamente rara en casi todo el resto de su área de distribución. Por fortuna es muy común en el Pantanal, donde a menudo se la ve en lo más alto de la copa de algún árbol, posada en su enorme nido redondo confeccionado con miles de ramitas. La otra especie de ave emblemática es el guacamayo azul púrpura (Anodorhynchus hyacinthinus), que es la mayor de este tipo de aves (mide hasta un metro de largo) y el segundo representante más corpulento de la familia de los loros (después del curioso kakapo terrestre no volador (Strigops habroptilus), de Nueva Zelanda). Esta espléndida ave se encuentra solamente en un puñado de lugares del entorno de los ríos Xingu y Araguaia, en el sur de la Amazonia, así como en algunas partes remotas del Cerrado, en los límites entre los estados de Bahia, Toncantis, Goiás y Maranhão. Aunque se le considera amenazada a nivel mundial, cuenta con una población de por lo menos 5.000 individuos y aún es común en Pantanal, donde puede vérsele en grupos de hasta 15 a 20 ejemplares. Anida en huecos de los troncos y se alimenta principalmente de nueces de palma como el acuri (Scheelea phalerata), así como de las semillas del manduvi (Sterculia apetala).

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En Pantanal abundan también garzas, garcetas, martinetes y muchas otras aves acuáticas que alcanzan en esta zona densidades asombrosas, con la máxima expresión al respecto en los lugares de nidación. Entre las muchas especies presentes en el Pantanal figuran la espátula rosada (Platalea ajaja), la garza cuello blanco (Ardea cocoi), la cigüeña de los bosques (Mycteria americana), la garza mayor (Ardea alba), la garza tigre rojiza (Tigrisoma lineatum), el martinete (Nycticorax nycticorax), la anhinga (Anhinga anhinga), el cormorán neotropical (Phalacrocorax brasilianus) y el chajá austral (Chauna torquata). El ñandú mayor (Rhea americana), que por su aspecto se parece al avestruz, así como oras dos especies de guacamayos (Ara ararauna y Ara chloroptera) también son comunes en las llanuras aluviales.

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La especie de reptil más visible en Pantanal es, sin lugar a dudas, el yacaré o caimán paraguayo (Caimán yacare). Este cocodrilo, asombrosamente abundante, aún cuenta con millones de ejemplares y se le puede ver dondequiera que haya agua. Aunque el dato es rebatible, este caimán es uno de los cocodrílidos con mayor densidad del mundo, pues se han llegado a contar en cierta ocasión cerca de 3.000 adultos en una poza de estiaje de unos 500 metros de largo y una anchura promedio de 20 metros. Aunque en alguna época se le dio caza furtiva e intensa por su piel, con una captura anual estimada de cerca de un millón de pieles en la década de 1.980, hoy su cacería está regulada. La población de caimanes adultos del Pantanal asciende a la pasmosa suma de 35 millones, con densidades de hasta 150 individuos/km2. Es una de las especies de cocodrílidos más pequeña, mide de 2,5 a 3 metros de largo, y llega a pesar unos 55 kg. Es prácticamente inofensivo para el ser humano, de modo que es posible aproximársele a menos de un metro de distancia en los lugares en donde está habituado; mirarlo por la noche es una experiencia inolvidable.
De importancia emblemática comparable, pero más difícil de ver, es la anaconda amarilla o sucuri amárela (Eunectes notaeus). Aunque no alcanza la misma longitud que su pariente amazónica, Eunectes murinus, se encuentra, no obstante, entre las serpientes más largas del mundo.

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Otra especie importante entre los reptiles es el lagarto caimán (Dracaena paraguayensis) o víbora-do-pantanal, como se le denomina localmente. Este enorme lagarto de color café oliváceo, que es el representante de mayor longitud de la familia Teiidae, posee una cabeza descomunal, es buen nadador y se alimenta principalmente de moluscos de agua dulce que tritura con sus dientes planos y poderosas mandíbulas. Debe el primero de sus nombres comunes a que tiene el aspecto de un caimán pequeño, pero los lugareños le llaman víbora porque le consideran venenoso y muy agresivo. También existe la creencia popular de que abre a mordiscos grandes boquetes en las canoas con la intención de hundirlas. Pese a su mala reputación, no es venenoso y se trata en realidad de un animal muy tímido en condiciones naturales. Otros reptiles de la región son la boa constrictora (Boa constrictor), la iguana verde (Iguana iguana), el lagarto tegu (Tupinambis teguixin) y unas cuantas especies de tortugas; cabe mencionar al menos una de estas últimas, la tortuga del Pantanal (Acanthochelys macrocephala), que se cuenta entre las pocas especies reptilianas subendémicas de la región, donde prefiere las aguas de los lagos salobres de Nhecolândia.

En cuanto a las plantas, algunas fanerógamas arbóreas de gran tamaño son particularmente llamativas por sus explosivas floraciones de vivos colores en las distintas épocas del año. Destacan en particular el cambará y el paratudo, con sus radiantes flores amarillas, así como el piúva, con sus hermosos botones rosados.

Parte 4

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